Suárez: el caballo de Troya del franquismo (segunda parte)

 

Ángel Dorado

A Adolfo Suárez muchos de sus compañeros de la UCD lo “devoraron”, porque no aceptaban, entre otras cosas, que mirase más por el país que por su partido, el cual, por cierto, era una organización montada de retales en la que la ambición era superior a la inteligencia política, además de que muchos de sus dirigentes quisieron enseguida escorarse a la derecha, lo que la mayoría hizo al pasarse a Alianza Popular, el actual PP.

Hay políticos actuales a quienes se les llena la boca del consenso y de la concordia que caracterizó a Suárez, amén de otras loas, que deberían aprender de él para mejorar la democracia y llegar a pactos de Estado para que la estafa que nos invade no la sigamos pagando los de siempre. No caerá esa breva, ellos van a lo suyo, como es el caso de Rajoy y De Cospedal, el PP, en definitiva.

Mi reconocimiento y respeto, con sus luces y sombras, al presidente Suárez, del cual destaco la virtud de su pragmatismo, su gran olfato político, su astucia y su tesón. Estuvo en la presidencia demasiado solo, fue un superviviente y un luchador contra la adversidad. Fue un cachorro del franquismo aunque no fue un fascista. Fue un digno y honrado dirigente político, y hasta puede que no tuviera conciencia de la importancia de su obra. Cuando el rey pretendió “borbonearle” se fue solo hacia delante y pagó por ello. Se cansó y borró de su mente todos sus recuerdos. ¡Qué pena lo que, de querer, podría haber contado, empezando por su dimisión!

Muchos de los que ayer le traicionaron y le pusieron zancadillas hoy babean sin ponerse colorados y sin ofrecerles sus disculpas. Aquellos que le insultaron ahora le alaban. Aquellos que pactaron contra él el 23-F, del rey abajo todos, han dicho que fue un gran hombre que representa el espíritu de la Transición. Hipócritas elogios, palabras huecas y falsas.

Por otra parte, no puedo dejar de rendir homenaje a todos aquellos que también se tomaron en serio acabar con el franquismo, aquellos que pusieron su vida, la cárcel, el pecho, sus puestos de trabajo…

En definitiva, España ha reconocido a Suárez demasiado tarde, pero no así en Toledo, puesto que el 17 de enero de 1995 los reyes de España le entregaron el I Premio “Alfonso X el Sabio” en el Teatro de Rojas. El alcalde Sánchez Garrido (PSOE) lo propuso y fue aprobado por unanimidad por los tres grupos corporativos (PSOE, PP e IU).

Ángel Dorado

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