Campeones del mundo. ¿Podemos!

Eduardo González Ávila.

Voy a olvidarme del tema Bárcenas. Centrémonos como quiere el Gobierno en la crisis. En el mejor de los casos, la presunción del Gobierno del PP, es: que si se acabó la destrucción de empleo (en unos meses lo sabremos; restan 31 parados y se quedan tan anchos); que si la prima de riesgo ha bajado netamente (el dato inútil según algunos expertos económicos); que si un aumentito en la exportación. Síntomas y nada más que síntomas. Más o menos en esto se basa el optimismo y fe del Gobierno. Pero los españoles, cada día más “ateos”, nos preguntamos ¿Cuándo nuestra sociedad vuelve a estar cerca de un estado de bienestar social?: La Sanidad Pública, la Educación, las pensiones; las ayudas a los más desfavorecidos, las becas, la investigación, mayor facilidad en el acceso a un empleo. ¿Cuándo? Es más, ¿Se han acabado los recortes? Nadie lo sabe con exactitud, pero se sabe que España, con estas políticas y en el mejor de los casos, tardará mucho en tener la posibilidad de crecer al nivel de hace unos años.

Sustituir la infraestructura derivada del ladrillo, la construcción en general, por industrias, servicios, agricultura, investigación y desarrollo para generar empleo, y por ende productos que generen riqueza, con la política social y económica de estos gobiernos, va para largo, es imprevisible. Los países emergentes han demostrado que existen fórmulas que aceleran el crecimiento y desarrollo económico y social de un país. El problema es que los grandes capitales no están dispuestos a ser los mayores sacrificados, al resto nos ha sido impuesto; pero existe una filosofía de sentido común que es la de prelación del interés público sobre el privado, y esta teoría está en todos los estados con independencia de su régimen político. La clave es: ¿Pero cómo? Pues con un Gobierno diferente, valiente y capaz, y unos agentes sociales, económicos y políticos, humildes y solidarios empujando juntos para el bien de la nación.

Si con leyes, un Gobierno, tiene que sacrificar a los más pudientes para realizar una justa redistribución, hágase lo que es bueno para el pueblo, digo yo. Tenemos calidad profesional y humana de un gran nivel, aprovechable para grandes empresas; y emprendedores con la capacidad de competir en el mundo del mercado. Tenemos investigadores de gran proyección. España puede ofrecer al mundo material técnico y humano para el desarrollo. Si hay que nacionalizar por el bien común de todos, se nacionaliza. Hay que acabar con los privilegios que tienen unos cuantos. Hay que acabar con el fraude fiscal. Hay que acabar con la corrupción. Esta sociedad, en general, desde el fontanero hasta el primero de los ministros, pasando por los grandes capitales, debe ganar en ética y dignidad; disposición, rigor y comportamiento ético ante las leyes y las normas de convivencia. Porque no me olvido, veo comportamientos fraudulentos tanto a los de arriba como a los de abajo; es como decir que en este país el que no roba u obtiene ganancias de manera irregular o ilícita es porque no puede. A este país le falta tener buena conciencia. Nos hemos acostumbrado al olor nauseabundo de las noticias de los ERE y los “Bárcenas”, estamos contaminados, deberíamos mirarnos el ombligo, donde algo de mierda hay siempre, unos más, otros menos; y si no hay más es porque no he tenido la oportunidad. O nos reprobamos y reeducamos, o la birria social convertida en lodazal nos hunde. Cuánto tiempo llevan hablando los dos grandes Partidos de una ley de transparencia; y acabar con las misteriosas donaciones. Más hacer, menos hablar. Claro, no van a tirar cantos contra su propio tejado.

Hace 20 años no nos escandalizaba ver a alguien fumar en determinados lugares. Hoy, hasta los fumadores, en general, ni se les ocurre encender un pitillo en un autobús, por ejemplo. Quiero decir que, es posible reeducarnos y aprender: la sociedad es capaz de tomar conciencia desde la educación con normas que lo avalen. Reeducación,  ética, conciencia, esenciales para que esta sociedad progrese. Podemos ¡oe oe oe!.

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